Hans Christian Andersen
Hans Christian Andersen
Nació el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca. Su familia era tan pobre que en ocasiones tuvo que dormir bajo un puente y mendigar. Fue hijo de un zapatero de veintidós años, instruido pero enfermizo Hans Andersen, y de una lavandera de confesión protestante Anne Marie Andersdatter. Andersen dedicó a su madre el cuento La pequeña cerillera, por su extrema pobreza, así como No sirve para nada, en razón de su alcoholismo.
Desde muy temprana edad, Hans Christian mostró una
gran imaginación que fue alentada por la indulgencia de sus padres. En 1816
murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela; se dedicó a leer todas
las obras que podían conseguir, entre ellas las de Ludwig Holberg y William
Shakespeare.
Andersen decidió convertirse en cantante de ópera y
se trasladó a Copenhague en septiembre de 1819. Una vez allí fue tomado por
lunático, rechazado y prácticamente se quedó sin nada; pero hizo amistad con
los músicos Christoph Weyse, Giuseppe Siboni (fundador y director de la Real
Academia Danesa de Música) y más tarde con el poeta Frederik Høegh-Guldberg.
Siboni, tras escucharlo, decidió patrocinar sus
estudios, pero las malas condiciones de su habitación durante el invierno le
hicieron perder la voz. No obstante, su tragedia "Alfsol" atrajo la
atención de Jonas Collin, el director del Teatro Real de Copenhague (además de
ser Consejero de Estado, lo que significaba que tenía cercanos nexos con el
rey), que sería su mecenas y también su amigo de por vida.
El rey Federico VI se interesó en el extraño
muchacho y lo envió durante algunos años a la escuela de Slagelse. Dada su
escasa instrucción previa, fue enviado con los alumnos más jóvenes, lo que
aunado a la antipatía del director hizo que, como más tarde reconoció, estos
años fueran los más oscuros y amargos de su vida. No obstante, el agradecido
Andersen perseveró en sus estudios y conservó notas que dejaron satisfecho al
Consejero, y permaneció en Slagelse y en la escuela de Elsinor (en danés
Helsingør) hasta 1827. Collin finalmente consideró acabados sus estudios y
Andersen volvió a Copenhague.
El mismo año de 1827 Hans Christian logró la
publicación de su poema «El niño moribundo» en la revista literaria Kjøbenhavns
flyvende Post, la más prestigiosa del momento; apareció en las versiones danesa
y alemana de la revista.
Andersen fue un viajero empedernido. Tras sus viajes
escribía sus impresiones en los periódicos. De sus idas y venidas también sacó
temas para sus escritos.
Exitosa fue también su primera obra de teatro, El
amor en la torre de San Nicolás, publicada en 1839.
En 1834 llegó a Roma. Fue Italia la que inspiró su
primera novela, El improvisador, publicada en 1835, con bastante éxito. En este
mismo año aparecieron también las dos primeras ediciones de Historias de
aventuras para niños, seguidas de varias novelas de historias cortas. Antes
había publicado un libreto para ópera, La novia de Lammermoor, y un libro de
poemas titulado Los doce meses del año.
El valor de estas obras en principio no fue muy
apreciado; en consecuencia, tuvieron poco éxito de ventas. No obstante, en 1838
Hans Christian Andersen ya era un escritor establecido. La fama de sus cuentos
de hadas fue creciendo. Comenzó a escribir una segunda serie en 1838 y una
tercera en 1843, que apareció publicada con el título Cuentos nuevos. Entre sus
más famosos cuentos se encuentran «El patito feo», «El traje nuevo del
emperador», «La reina de las nieves», «Las zapatillas rojas», «El soldadito de
plomo», «El ruiseñor», «La sirenita», «Pulgarcita», «La pequeña cerillera», «El
alforfón», «El cofre volador», «El yesquero», «El ave Fénix», «La sombra», «La
princesa y el guisante» entre otros. Han sido traducidos a más de ochenta
idiomas y adaptados a obras de teatro, ballets, películas, dibujos animados,
juegos en CD y obras de escultura y pintura.
El más largo de los viajes de Andersen, entre 1840 y
1841, fue a través de Alemania (donde hizo su primer viaje en tren), Italia,
Malta y Grecia a Constantinopla. El viaje de vuelta lo llevó hasta el Mar Negro
y el Danubio. El libro El bazar de un poeta (1842), donde narró su experiencia,
es considerado por muchos su mejor libro de viajes.
Andersen se convirtió en un personaje conocido en
gran parte de Europa, a pesar de que en Dinamarca no se le reconocía del todo
como escritor. Sus obras, para ese tiempo, ya se habían traducido al francés,
al inglés y al alemán. En junio de 1847, visitó Inglaterra por primera vez,
viaje que resultó todo un éxito. Charles Dickens lo acompañó en su partida.
Después de esto, Andersen continuó con sus
publicaciones, aspirando a convertirse en novelista y dramaturgo, lo que no
consiguió. De hecho, Andersen no tenía demasiado interés en sus cuentos de
hadas, a pesar de que es justamente por ellos por los que es valorado hoy en
día. Aun así, continuó escribiéndolos y en 1847 y 1848 aparecieron dos nuevos
volúmenes. Tras un largo silencio, Andersen publicó en 1857 otra novela, Ser o
no ser. En 1863, después de otro viaje, publicó un nuevo libro de viaje, en
España, país donde le impresionaron especialmente las ciudades de Málaga (donde
tiene erigida una estatua en su honor), Granada, Alicante y Toledo.
Una costumbre que Andersen mantuvo por muchos años,
a partir de 1858, fue la de narrar de su propia voz los cuentos que le
volvieron famoso.
Andersen se enamoró a menudo de mujeres inaccesibles
para él y muchas de sus historias se interpretan como alusiones a sus fracasos
sentimentales. La
más famosa de éstas fue la soprano Jenny Lind. Su pasión le inspiró el cuento
«El ruiseñor», y contribuyó a que la apodara la «ruiseñor sueca». Andersen
solía mostrarse tímido con las mujeres y tuvo serias dificultades para
declararse a Lind. Lo hizo por carta cuando Lind tomaba un tren para realizar
un concierto. Sus sentimientos no eran correspondidos, ya que ella lo veía como
a un hermano, como expresó en una carta de 1844: «Adiós… que Dios proteja a mi
hermano es el sincero deseo de su afectuosa hermana, Jenny”. Otras decepciones
amorosas fueron Sophie Ørsted, la hija del físico Hans Christian Ørsted, y
Louise Collin, la hija menor de su benefactor Jonas Collin. De igual forma que tuvo poco
éxito con las mujeres, Andersen también se sintió atraído sin ser correspondido
por varios hombres. Por ejemplo, escribió a Edvard Collin: «Languidezco por ti como por
una joven calabresa... mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La
feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto».
Collin, por su parte escribió en sus memorias: «No me encontré capaz de
responder a su amor, y eso causó al escritor mucho sufrimiento”. Estudios literarios
modernos sugieren que en algunas obras de Andersen hay un homoerotismo
camuflado, fruto de su homosexualidad reprimida. Esta represión se ve ya en los
diarios de juventud de Andersen en los que registra su intención de no mantener
relaciones sexuales.
Sus cuentos para niños continuaron apareciendo hasta 1872, cuando las últimas historias fueron publicadas en Navidad. Durante la primavera de ese año, Andersen sufrió una caída desde su propia cama, lo que le produjo heridas graves. Nunca volvió a recuperarse del todo, y el 4 de agosto de 1875 murió en la casa llamada Rolighed, cerca de Copenhague, donde está enterrado.
Uno de sus cuentos fue:
El Patito Feo
El Patito Feo
MUY BIEN
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